lunes, 29 de octubre de 2018

Historia del Pensamiento Económico

Para que ahora ahora disfrutemos de los innumerables conocimientos económicos existentes, ha tenido que haber un origen y, sobre todo, una historia que haya propiciado este avance y profesionalización del pensamiento económico.

El comienzo de la actividad económica se remonta a las ciudades-estado de Sumeria (al sur de la antigua Mesopotamia), donde se vio necesaria una estructuración de la actividad legal y financiera de los compras, ventas e intercambios. Así, con esta necesidad, se confeccionaron los primeros Códigos de Comercio en los que se regulaban, por escrito, un sistema de precios, tasas de interés, multas por incumplimiento de contratos, reglas de herencia y leyes relativas a la propiedad privada.
Además, fue la primera civilización en establecer lo que hoy llamamos "economía de mercado" decretando un precio base a los alimentos de primera necesidad, que fue recogido en un primer Código Legal.

El pensamiento económico se remonta así a principios de la época griega, mesopotámica, romana, hindú, china y árabe. Entre los escritores más notables de estas zonas geográficas destacan  Aristóteles, Chanakya (también conocido como Kautilya), Qin Shi Huang, Tomás de Aquino e Ibn Khaldun. Sin embargo, en el siglo XIX, Joseph Schumpeter consideró a la escolástica tardía de los siglos XIV a XVII, como los verdaderos iniciadores y fundadores de la economía científica, desarrolladores de la primera política monetaria, el interés y la teoría del valor dentro de la perspectiva del derecho natural.




Chanakya, padre del pensamiento económico

Sin embargo, gracias a las recientes investigaciones sobre el origen de la actividad económica científica, se ha descubierto que el verdadero padre es el erudito indio filósofo Chanakya (340-293 a.C.), anterior a Ibn Khaldun en milenio y medio, precursor de la economía moderna, y quien expuso por escrito de manera más amplia y pormenorizada esta materia y en particular, acerca de la economía política. Su obra más importante, Arthashastra, es el primer registro escrito en el que se explica los conceptos económicos del coste de oportunidad, la demanda-marco de suministro, los rendimientos decrecientes, el análisis marginal, los bienes públicos, la distinción entre el corto y largo plazo, la información asimétrica y el excedente de producción. 



Mercantilismo, fisiocratismo y liberalismo económico



Tras la Edad Media, surgieron dos nuevos movimientos económicos más próximos al nacionalismo y capitalismo europeo: el Mercantilismo y el Fisiocratismo. El Mercantilismo se trata de una doctrina económica que se puso de manifiesto en Europa desde el siglo XVI al XVIII. Esta corriente sostiene que la riqueza de un Estado depende de la cantidad que tenga de oro y plata y de su posibilidad de obtenerlos. Es decir, si se posee minas, se tiene mejor nivel económico. Si no, se debe hacer exportaciones a cambio de oro y plata y, al efectuar las importaciones, que la cantidad de estos materiales sea la mínima posible o, mejor, si se hace la compra a cambio de otros productos, de tal manera que no suponga un gasto de estos minerales. 

Los fisiócratas, por su parte, fueron un grupo de pensadores de origen francés dirigidos por François Quesnay que, a partir del siglo XVIII, desarrollaron una nueva ideología económica basada en la renta y la producción. Adam Smith describió su sistema "con todas sus imperfecciones" como "tal vez la más pura aproximación a la verdad que todavía no se ha publicado" sobre este tema. 

Así, los fisiócratas, se opusieron a la política mercantilista de promover la fabricación y el comercio a expensas de la agricultura, incluidos los aranceles de importación. Los fisiócratas, defendían la idea de sustituir la recaudación de impuestos, con un subsidio único sobre la renta de los propietarios de la tierra. Otras opciones sobre un impuesto semejante a la tierra han sido reflexionadas y estudiadas por los economistas posteriores (incluyendo a Henry George un siglo más tarde). En reacción contra la abundante normativa comercial mercantilista, los fisiócratas abogaron por una política de laissez-faire, que requería una intervención mínima del Estado en el sistema económico.

De esta manera, los fisiócratas, se opusieron a la política mercantilista de promover la fabricación y el comercio a expensas de la agricultura, incluidos los aranceles de importación. Los fisiócratas, defendían la idea de sustituir la recaudación de impuestos, con un subsidio único sobre la renta de los propietarios de la tierra. Otras opciones sobre un impuesto semejante a la tierra han sido reflexionadas y estudiadas por los economistas posteriores (incluyendo a Henry George un siglo más tarde). En reacción contra la abundante normativa comercial mercantilista, los fisiócratas abogaron por una política de laissez-faire, que requería una intervención mínima del Estado en el sistema económico.

Es en este punto, también a partir del siglo XVIII, donde nace el Liberalismo de Adam Smith, como teoría económica que, con algunas variaciones, ha vivido hasta nuestros días basado en la propiedad privada y el uso de los recursos del Estado para el bienestar de las persona a través de la redistribución de la renta y los servicios asistenciales, pese a que la forma de entender estos principios ha llevado a interpretaciones muy diversas pasando por los neoclásicos hasta el marxismo y el capitalismo (ya sea desde el keynesianismo con mayor intervención estatal en la economía a través del gasto público o el monetarismo apoyándose en la oferta monetaria como variable para controlar la economía).

sábado, 14 de abril de 2018

Menos "pilla-pilla" y a pensar en la economía

Está ya en tela de juicio hasta el título de Rey de Felipe VI. Y no es broma, ni un hecho increíble, pero gracias al "desliz" de Cristina Cifuentes, ahora nadie ha estudiado o terminado sus carreras ni grados. De ahí que Esperanza Aguirre por ejemplo se alegre de no tener ni un máster: "Aguirre: 'menos mal que yo no he hecho ningún máster'". Es triste que llevemos tanto tiempo abrazando la opción de tener carreras, másteres, doctorados, etc. y que ahora todo se haya convertido en una broma pesada y de mal gusto. Igual se pone de moda no tener nada, aunque el CV explote de conocimientos no buscados, ni encontrados.

Por eso, ya que cualquiera puede ahora jactarse de tener todo y de no saber nada (bueno, sí, al menos, de saber fingir para que no se note la posverdad), creo que estamos cayendo en un error. Mientras nos preocupa más si un político tiene o no un estudio superior (y de ahí el descubrir que son muchos los ingenieros y los licenciados en derecho, matemáticas, etc. que ni han pisado sus clases ni el temario conocen), estamos dejando de lado lo verdaderamente importante: nuestra economía y nuestra política.



Todos los partidos preocupados por sus "expertos" en temas no estudiados y los españoles siguiendo de cerca al PIB, a la deuda pública, a los impuestos, etc. ¿Por qué somos los únicos que seguimos pensando en lo importante y no nos dejamos llevar por las pullas que se están empezando a poner de moda en España? Porque, nuestros queridos políticos siguen siendo muy expertos en estudios de ciencias, en grandes ingenierías, etc., pero siguen sin aprobar lo único que ahora más necesitamos: el saber sobre economía. Y no nos vale un máster en economía por la Universidad Rey Juan Carlos, porque con este error público, ya podemos comprobar que ni los estudios tienen por qué ser válidos y ni siquiera conocidos.

Políticos, economistas, expertos que formáis parte de algún partido político, dejad de jugar ya al "pilla-pilla" y empezad a tomaros en serio la realidad. Que para saberla llevar no hace falta estudiar, solo pensar.